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jueves, 25 de diciembre de 2014

El arte y la Reforma


Hace unos días mi esposa me pregunto cómo veía yo la vinculación entre el arte y la Reforma de hoy, y creo importante que comencemos a entender de manera más profunda el rol de las artes en los cambios fundamentales de nuestros días y de los venideros.

Entendiendo la Reforma

Los primeros indicios de la Reforma, impulsada por hombres como John Wycliffe, Girolamo de Savonarola, Jan Hus, y Martin Lutero, tuvieron una incidencia social muy grande, que desbordaba lo eclesiástico, al punto de tocar de manera directa muchas áreas de la sociedad. Es un error ver la Reforma como un hecho meramente eclesiástico, y mucho más errante seria verlo como un acontecimiento religioso. La Reforma es esencialmente un hecho espiritual, y luego cultural y social, que no se detiene nunca, sino que está en un continuo avance, en la profundidad de lo eterno. Si la primera Reforma protestante se hubiera quedado en los templos, simplemente no habría sido una reforma significativa ni trascendente. Todos los quiebres liderados por los ya nombrados reformadores, tuvieron una fuerte incidencia en las artes, con cierta predominancia en alguna disciplina especifica. Wycliffe influyo fuertemente en la literatura inglesa, Lutero en la música y en la literatura y lingüística germana, y Savoranola con sus fuertes mensajes remeció las bellas artes de la renacentista Florencia. La Reforma y el arte se mueven juntos y en armonía, y debe ser por la potencia que tienen las artes para formar la cultura de las ciudades. Cada vez que las artes se dejaron llevar  por el espíritu de la Reforma el resultado fue un quiebre cultural rotundo, que remeció a las sociedades y  las obligo a cambiar.

Lo que mata la  acción del arte en la Reforma

La influencia de las artes como agente reformador se vio anulada por un fuerte pensamiento doctrinal; el dualismo. El pensar que en la vida del ser humano existen las cosas elevadas y espirituales en contraposición de las naturales y terrenales, llevó a la Iglesia reformada a menospreciar a las disciplinas artísticas, dándoles un rotulo tajante y mortal, al denominarlas, junto a otras actividades, como terrenal, natural, sin ninguna importancia espiritual. Ese pensamiento anuló la posibilidad de que existieran importantes movimientos pictóricos ni escultóricos de Reforma, lo cual fue aprovechado por la Contrarreforma y por el Humanismo, los que levantaron grandes baluartes culturales, ideológicos y filosóficos, ocupando a las artes como anclajes sociales.


La Reforma de hoy debe tomar las artes como un arma,  conscientes del poder que está en estas, para impactar la sociedad, y de esta forma poner en crisis sus cimientos corruptos. Es un error pensar que el Arte Profético es solo para la Iglesia, o para hermosear templos. ¿Acaso los profetas no tenían un mensaje social, político, económico y cultural atingente a su tiempo? A pesar de que el mensaje es esencialmente espiritual, no puede ni debe ser emitido como una propuesta meramente religiosa, eso dejémoselo a los Tedeum. Hay consignas de Reforma que deben ser hechas artísticamente para que se que anuncien en los aires, son palabras del cielo que están esperando que un profeta-artista las pregone. Solo de esta forma el arte profético comienza a hallar un sentido trascendente, y toma con propósito su hermoso rol dentro de la Reforma.

 Te llamo a ver y oír, a elevar tu corazón, y a traer un mensaje reformador, que se desenmarque de la estructura religiosa, y que hable lo que el cielo está hablando fuera de los edificios de reunión. Este 2015 es un año para que el Arte de la Reforma se eleve, y anuncie con voz de mando sobre muchas gentes, llamándolos a ser y hacer, con ese llamado que solo el arte puede producir.


viernes, 12 de septiembre de 2014

El arte y la formación de la cultura



Escribo estas líneas estando en un aeropuerto, lugar en el que confluyen gentes de diversas culturas, unas más distantes entre si, que otras que parecen ser más símiles, pero de todas formas cada cual con sus costumbres, idiomas, modismos lingüísticos, vestimentas, rasgos físicos, y formas de concebir la realidad. Tanto en común en lo anatómico, como el hecho de que todos, habiendo excepciones por supuesto, tenemos manos, pies, rostros,  órganos vitales, sangre, piel, etc. Pero tan diferentes a la vez, en color, estatura, fisionomía, etc. Y cuanto más diferentes en comportamiento. Miro a mi alrededor, y veo manifestaciones artísticas por doquier. Todos están expresando de manera conceptual quienes son, y lo que pretenden dar a conocer de ellos, como quieren que los vean. Alguien diseñó sus ropas, y ellos decidieron que estas los identificarían como personas. Alguien tuvo que pensar estos pasillos, sus tiendas, y que debían transmitir. Hay un concepto detrás de cada cosa que vemos, hay una idea, una cosmovisión, una creencia, una fe. Todo lo que vemos, es una expresión visible de lo invisible que se gestó en nuestras convicciones individuales y colectivas.
Las ideas son espirituales. Se plantan, se riegan, y crecen desde lo invisible. Cuando tú decides algo, estas dando a luz el fruto de tus ideas, desde lo más trascendental para cada uno, hasta lo más insignificante, como decidir si botar un papel en el suelo o en el recipiente de la basura. Detrás de cada acción hay un conjunto de ideas que desencadenan en el fruto de tus actos. Las ideas a la vez son parte de corrientes espirituales, que modelan el pensamiento, y por lo tanto la conducta de las personas. Si vemos al hombre en la figura de un árbol, sus acciones y decisiones, serían el fruto, por el cual lo identifican,  y por el cual descubren su esencia (sabor, calidad, madurez, estado, etc.). Ahora, dentro de esta figura, las ideologías y los pensamientos, provienen de corrientes espirituales de agua, que riegan ser humano, el cual se deja alimentar por lo que estas corrientes contienen. La tierra en la que esta plantada el árbol es el contexto territorial, social e histórico, en que el árbol absorbe de las aguas. Todos estos factores forman parte del cultivo, dando a luz una cultura.
Jacques-Louis David, 1784. Oleo. 330 cm × 425 cm, París.
El arte contiene ideas, pensamientos, conceptos, corrientes espirituales. Este tiene la habilidad de regar con una idea, y hacer que su identidad se active con las aguas que le entrega. Las artes contribuyen con corrientes espirituales de aguas, que pueden regar a la gente de una comunidad, de un hogar, o simplemente a un individuo. Es por esto que el arte en la historia de la humanidad, muchas veces ha ido más adelante que los movimientos sociales. Muchas ideologías, o formas de percibir la realidad nacieron de movimientos literarios, de movimientos visuales, del teatro, la música, el diseño, etc. Un caso de esto es el famoso cuadro de Jaques Luis David, “El juramento de los Horacios”, de 1785, activa de cierta forma, en el espíritu de la época, todo lo que desatará en 1789 en la Revolución Francesa. Este cuadro de gran formato, regó y despertó a los que bebieron de su imagen, y a la vez se llenaron con las ideas y pensamientos propios de la corriente revolucionaria. Las artes tienen el poder de activar, despertar, y regar con sus corrientes, llegando a generar cambios culturales profundos en la sociedad. Todo tiene una idea detrás, por lo tanto todo pertenece a una corriente. Este cuadro fue considerado en su momento como en apoyo al rey, pero su autor no pensaba eso, en su espíritu estaba la revolución que cinco años después detonaría, y transformaría a esta obra en un ícono revolucionario. En tu interior hay corrientes que se pueden desatar con tu arte,  trabajo, palabras. Corrientes de reformas, de sanidad, de transformación, de vida, que deberían formar la cultura de la sociedad en la que HOY vivimos.
Mis preguntas para quién lee este blog son las siguientes:
 ¿QUÉ AGUAS DESATAREMOS CON NUESTRAS ARTES HOY?  ¿A QUÉ CORRIENTES NOS UNIREMOS PARA REGAR LAS NACIONES? ¿CUÁL ES LA CORRIENTE QUE ESTÁ SALIENDO DEL TRONO DE DIOS PARA ESTE TIEMPO? ¿CUÁL SERA NUESTRA CONTRIBUCIÓN A LOS CAMBIOS CULTURALES QUE NUESTRA SOCIEDAD NOS EXIGE?

Más información en escueladavar@pdsp.cl

sábado, 24 de mayo de 2014

El problema de la Representación


Como bien dice la palabra Re-presentar, conlleva el ejercicio de volver a presentar algo que ya fue presentado. Cuando en el arte representamos un objeto, lo que estamos haciendo, es una reinterpretación de este, a través de la técnica que hemos escogido. En el conocido óleo "La traición de las imágenes", de Rene Magritte, se plantea un problema acerca de la representación. Esta pintura consiste en la imagen de una pipa, la cual es tensionada por la frase que está bajo esta, la cual señala: "Esto no es una pipa". Y claro, no es una pipa, es solo la representación una pipa. El propio Magritte diría «La famosa pipa. ¡Cómo la gente me reprochó por ello! Y sin embargo, ¿se podría rellenar? No, sólo es una representación, ¿no lo es? ¡Así que si hubiera escrito en el cuadro "Esto es una pipa", habría estado mintiendo!». Cada vez que pintamos, esculpimos, incluso, que fotografiamos, estamos haciendo representaciones de un algo, por hiperrealista que fuese la obra, no es más que una representación. Cuando tomamos una idea, o cuando percibimos algo en nuestro espíritu, que nos motiva a hacer una obra, el ejercicio técnico de pintar, componer, esculpir, intervenir un espacio, etc., es el esfuerzo por volver a presentar lo que en nuestro ser hemos percibido espiritualmente. Por lo tanto, en el espíritu algo se nos presenta, que nos motiva a representarlo a través de colores, formas, sonidos.
"La traición de las imágenes", Rene Magritte, 1928-1929 
En la Biblia, la representación es un principio, que le da forma a muchos hechos contenidos en esta, por ejemplo el de la Comunión, en que el pan representa al cuerpo, y el vino a la sangre de Jesucristo. De la misma forma el bautismo es una representación de morir para el mundo y de resucitar en él. De la misma forma los profetas funcionaban mucho por medio de representaciones, por ejemplo Jeremías y la representación profética del yugo (Jer. 27), la cual era totalmente atingente a la condición política y social de un país. Lo mismo fue hecho por Ezequiel (Ez. 4), en que el profeta hace una representación de la ciudad con barro, y por cerca de catorce meses realiza una serie de representaciones a modo de lo que hoy llamamos "Performance", lo hacía en público y para dar un mensaje sobre el futuro de la nación.
Sea en la historia del arte o en la Biblia, la representación busca llevar al espectador una nueva mirada de algo que el artista/profeta ya miró, proceso en su interior, y lo entrega con los énfasis correspondientes al espíritu que lo inspiró.
Cuando en la ley se señala "no harás imagen", tiene que ver con la elaboración de imágenes con fines idolátricos, no con la elaboración de representaciones de otros tipos, ya que la Biblia está llena de representaciones, comenzando por el tabernáculo. De hecho en el original, no se emplea la palabra "imagen", sino que se usa la palabra "ídolo". Esto debería ser suficiente, para quitar una postura iconoclasta, que nos ha llevado a mirar el arte desde lejos, o de manera indirecta, anulando la posibilidad de hacer declaraciones visuales y proféticas desde el espíritu, hacia los hogares, ciudades, naciones, etc.
Las representaciones son importantes, porque tienen el poder de manifestar en lo natural, lo que ya está en el espíritu, dando testimonio de esto, y de esta forma hacerlo conocido por el espectador, llevando a este a entrar en una entendimiento por medio de la intimidad con una verdad eterna o para un momento específico. De esta forma, la obra se convierte en puente entre el espectador y el mundo espiritual y eterno.
"La Nube", Yona Friedman / Israel Torres. Esta obra fue expuesta en la XI bienal de artes mediales, 2013 en el MNBA. En esta obra decidí todos los aspectos de montaje y composición, siendo de origen conceptual de Friedman (FRA)  por lo cual contaría como una co-autoría. "La Nube" dialogaba con un mapa de Santiago que estaba justo bajo la obra, y con los puntos cardinales marcados en la sala. La obra fue montada en la sala Chile del Museo Nacional de Bellas Artes. Para mi es una representación profética de una nube espiritual sobre la ciudad y sobre la nación, así como la nube que vio venir el criado del profeta Elías, que traería un cambio de tiempos sobre la nación.

lunes, 31 de marzo de 2014

Uniendo dos dimensiones

Muchas veces pensamos que la realidad es esencialmente aquello que podemos ver o tocar. Reducimos nuestro concepto de realidad a aquello que se puede percibir por medio de los sentidos corporales, limitándonos de esta forma a nuestra naturaleza física, carnal, animal.
El ser humano es esencialmente espiritual, y esta condición hace que tenga la capacidad de percibir el mundo espiritual, pero a través de su espíritu, de su ser interior. El mundo espiritual esta moviéndose todo el tiempo, y esta influyendo directamente al mundo natural, ya que están conectados.
La raíz de todo lo que vemos tiene su origen en lo que no vemos. Es así, lo visible y tangible para el cuerpo, una manifestación de lo invisible y tangible para el espíritu.
Cuando hablo de lo invisible, en realidad no me refiero a que algo no se puede ver, más bien me refiero a que algo no se puede ver con los ojos naturales, pero que es totalmente visible a los ojos del espíritu.
La biblia dice que Dios es espíritu, y que para entender lo profundo del espíritu de Dios, es necesario que lo haga desde mi espíritu. La mente y la razón vienen recién a tratar de decodificar la inmensidad de la profundidad de Él, aunque claramente, ni el lenguaje ni los raciocinios alcanzan a expresar la experiencia espiritual con el Creador.
El artista, puede tomar la experiencia espiritual con Dios, como el leitmotiv de su obra. Esta decisión no lo convierte en un productor de arte religioso, traduciendo su conocimiento intelectual de Dios en "iconografías teológicas", sino que más bien lo puede llevar a producir su obra (de la disciplina que sea), a partir del testimonio que esta manifiesta de la experiencia de Jesucristo, compartiendo de esta forma su experiencia, con el espectador, logrando hacer que este experimente una porción de lo vivido por el artista/testigo espiritual.
Esta acción, de ver y hacer, hace que el artista se vuelva un testigo de lo espiritual, ya que la obra da testimonio de la experiencia con Dios. Esto no solo es interesante por la temática abordada en la obra, sino que también porque obliga al artista a moverse como un profeta, haciéndose cargo del contenido de su obra, entendiendo que ya no solo habla por él mismo, sino que esta haciendo parte a Dios de su re-presentación visual, sonora, literaria, o cual sea el formato.

En próximas entradas abordaré el problema de la Re-Presentación del arte del Espíritu.

Jacob´s Dream ó Israel´s Dream
técnica mixta
70x40x100cm
2014
Esta obra manifiesta la experiencia que tiene Jacob (patriarca bíblico), pero también hace alusión a experiencias espirituales que he tenido con Dios. La escalera representa este elemento que es capaz de unir dos dimensiones, y llevarnos más alto de lo que naturalmente conocemos.

SUGERENCIAS, DUDAS O ACOTACIONES A: ARTE.DAVAR@GMAIL.COM
 

martes, 11 de febrero de 2014

Los Cultivos del Arte

Las artes son una de las manifestaciones más importantes que tiene una cultura, ya que muestra a través de sus diversos recursos, el pensamiento, el imaginario y el espíritu que un determinado segmento de gente posee. El papel de las artes es muy importante, ya que no solo manifiesta una cultura, sino que también cumple un rol cultural formativo, a través del contenido formal y espiritual que los artistas despliegan a través de su obra.
Toda obra artística es un fruto. Quien come de este fruto esta siendo nutrido por la sustancia espiritual que dio a luz este fruto, el cual proviene de un árbol específico. Así como al comer de una manzana o de un racimo de uvas, tengo acceso a sus semillas, y estas las puedo plantar y cultivar en la tierra para tener manzanos y vides que produzcan frutos, de la misma forma, al comer de una obra de arte, sea sonora, visual o de cualquier tipo, yo estoy recibiendo la sustancia espiritual que el artista depositó en su obra, pero también recibo sus semillas, las cuales pueden ser plantadas en lo más profundo de mi ser, haciendo que las tierras de mi alma comiencen a producir los frutos que esta semilla contiene. 
En toda esta figura, los artistas son como ramas, que llevan frutos, pero sus frutos dependen del árbol espiritual al cual están unidos, el cual nutre el espíritu, alma y cuerpo del artista, quién manifestará los frutos del árbol en sus obras. 
La personas, al devorar las manifestaciones artísticas, están a su vez, dejándose cultivar. No hay cultivo que no produzca una cultura, por lo tanto al dejarme cultivar por los frutos de un artista, en realidad estoy permitiendo que este modele mis parámetros culturales, hasta hacerme producir los mismos frutos que él puso en mi. Esto no es menor, porque los frutos de una persona son sus actos, su conducta, sus palabras, sus decisiones, su personalidad, sus relaciones, etc. 

Vean como las artes escénicas, a través de las teleseries, han modelado los parámetros culturales de nuestra sociedad. Estas manifiestan vicios sociales, como las infidelidades, las difunciones familiares, los problemas con la drogadicción, etc., pero no solo manifiestan estos problemas, sino que a la vez siembran diariamente las semillas de estos en los campos del alma de la gente, modificando sutilmente su conducta y pensamientos, a los parámetros que "simpáticamente" les presentan.

Si eres espectador, te recomiendo no comer de cualquier fruto, sea de un músico, pintor, actor, etc.
Si eres artista te recomiendo que no te unas a cualquier árbol, ningún árbol que produzca muerte te será provechoso, hará que tus frutos sean amargos, y sus semillas no llevarán gozo.