Hace unos días mi
esposa me pregunto cómo veía yo la vinculación entre el arte y la Reforma de
hoy, y creo importante que comencemos a entender de manera más profunda el rol
de las artes en los cambios fundamentales de nuestros días y de los venideros.
Entendiendo la Reforma
Los primeros
indicios de la Reforma, impulsada por hombres como John Wycliffe, Girolamo de
Savonarola, Jan Hus, y Martin Lutero, tuvieron una incidencia social muy
grande, que desbordaba lo eclesiástico, al punto de tocar de manera directa
muchas áreas de la sociedad. Es un error ver la Reforma como un hecho meramente
eclesiástico, y mucho más errante seria verlo como un acontecimiento religioso.
La Reforma es esencialmente un hecho espiritual, y luego cultural y social, que
no se detiene nunca, sino que está en un continuo avance, en la profundidad de
lo eterno. Si la primera Reforma protestante se hubiera quedado en los templos,
simplemente no habría sido una reforma significativa ni trascendente. Todos los
quiebres liderados por los ya nombrados reformadores, tuvieron una fuerte incidencia
en las artes, con cierta predominancia en alguna disciplina especifica. Wycliffe
influyo fuertemente en la literatura inglesa, Lutero en la música y en la
literatura y lingüística germana, y Savoranola con sus fuertes mensajes remeció
las bellas artes de la renacentista Florencia. La Reforma y el arte se mueven
juntos y en armonía, y debe ser por la potencia que tienen las artes para
formar la cultura de las ciudades. Cada vez que las artes se dejaron llevar por el espíritu de la Reforma el resultado fue
un quiebre cultural rotundo, que remeció a las sociedades y las obligo a cambiar.
Lo que mata
la acción del arte en la Reforma
La influencia de
las artes como agente reformador se vio anulada por un fuerte pensamiento
doctrinal; el dualismo. El pensar que en la vida del ser humano existen las
cosas elevadas y espirituales en contraposición de las naturales y terrenales,
llevó a la Iglesia reformada a menospreciar a las disciplinas artísticas, dándoles
un rotulo tajante y mortal, al denominarlas, junto a otras actividades, como
terrenal, natural, sin ninguna importancia espiritual. Ese pensamiento anuló la
posibilidad de que existieran importantes movimientos pictóricos ni escultóricos
de Reforma, lo cual fue aprovechado por la Contrarreforma y por el Humanismo,
los que levantaron grandes baluartes culturales, ideológicos y filosóficos,
ocupando a las artes como anclajes sociales.
La Reforma de hoy debe tomar las artes como un arma, conscientes del poder que está en estas, para impactar la sociedad, y de esta forma poner en crisis sus cimientos corruptos. Es un error pensar que el Arte Profético es solo para la Iglesia, o para hermosear templos. ¿Acaso los profetas no tenían un mensaje social, político, económico y cultural atingente a su tiempo? A pesar de que el mensaje es esencialmente espiritual, no puede ni debe ser emitido como una propuesta meramente religiosa, eso dejémoselo a los Tedeum. Hay consignas de Reforma que deben ser hechas artísticamente para que se que anuncien en los aires, son palabras del cielo que están esperando que un profeta-artista las pregone. Solo de esta forma el arte profético comienza a hallar un sentido trascendente, y toma con propósito su hermoso rol dentro de la Reforma.
Te llamo a ver y oír, a elevar tu corazón, y a
traer un mensaje reformador, que se desenmarque de la estructura religiosa, y
que hable lo que el cielo está hablando fuera de los edificios de reunión. Este
2015 es un año para que el Arte de la Reforma se eleve, y anuncie con voz de
mando sobre muchas gentes, llamándolos a ser y hacer, con ese llamado que solo
el arte puede producir.