El equilibrio entre Fluir y Preparar
Cada
vez que hacemos un evento, una pintura, un flashmob, un disco, una exposición o
una intervención social, nos preparamos durante muchos meses, a veces incluso
años, para el momento en que el resultado es mostrado. La gente solo ve la
punta del iceberg de procesos largos y profundos. Muchas veces ven la fluidez
del trabajo público, pero no ven la disciplina y el orden de los meses
anteriores.
Muchas
veces se ha asociado la idea de que lo profético corresponde a una acción
espontánea inspirada por Dios. Esto ha
hecho que valoremos de sobremanera todo lo que parece del momento, como cuadros
que se pintan en el culto, los cantos espontáneos, o mensajes no preparados. Esta
noción es falsa, no porque no exista nada de cierto en ella, sino por que
plantea solo una faceta de lo profético como la regla total para el ejercicio
de este carácter. Muchos parecen creer
que la improvisación es un fruto del Espíritu, y que mientras menos orden
previo manifieste algo, es señal de que esto “es del Señor”.
Con
esto, NO ESTOY DICIENDO que sea malo pintar en un culto, o cantar algo que el
Espíritu me esta impulsando a manifestar sin haberlo preparado, o que la única
manera de entregar un mensaje es que sea muy estudiado previamente. Lo que SI estoy diciendo, es que lo profético
no se puede reducir solo a esto.
Muchos,
por el contrario, llenos de temor, han decidido controlar todos los factores de
lo que van realizar. No quieren que nada se escape de sus manos. Tienen miedo a
fallar, a arriesgarse o simplemente temen a lo desconocido. Este es el otro
extremo, la hiper rigidización de la estructura del culto, o de la forma de
ejecutar una labor, en donde todo debe estar cronometrado y controlado. El
argumento es que “el Espíritu Santo es ordenado”, y que “hay que hacerlo todo
en orden y decentemente”. Ambos argumentos son ciertos, pero no justifican que
yo cuarte lo que el Espíritu Santo quiere hacer en un lugar a los límites de mi
control.
Ambas
posturas son sumamente peligrosas, porque tienden por un lado a desencadenar un
caos (lo que nunca manifiesta a Cristo) o por el otro a generar un ambiente
controlador, en que todo se restringe a lo que una persona puede entender
(reduce a Dios a un concepto que los hombres pueden definir y controlar), lo
cual muchas veces es oponerse a Cristo .
Este
tema da para una larga conversación, y sin duda podría ser enriquecido con
experiencias buenas y malas de ambos extremos. Hoy solo quiero aportar con un
tema que creo ayudará a darle equilibrio a muchos funcionamientos.
“…Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.”
La
primera gestión ocurrió en el génesis,
fue la del Espíritu sobre las aguas. Algunas versiones remitiendo al
texto en hebreo dicen que el Espíritu “Incubaba” sobre las aguas. Es necesario
ver la conexión entre gestar/incubar y gestionar. Toda la creación es formada a
partir del movimiento de gestión del Espíritu, incluso antes de que la luz
fuese llamada a ser.
Los
frutos de una gestión son el resultado del espíritu que incubó un proyecto
antes de que este fuese. Tu puedes ver que espíritu esta detrás de una
administración municipal o gubernamental, por los frutos de su gestión.
La
administración y la capacidad de gestionar, son habilidades del espíritu.
Lamentablemente durante mucho tiempo las hemos
relegado con el título de que “No son espirituales”, menospreciando la
función y a quienes las desempeñan.
Como
le he escuchado a mi amigo Simón Aquino en varias oportunidades, “los profetas
no están llamados a adivinar el futuro, sino que a gestionarlo”. Y pienso que
esta es una gran verdad. Podemos verlo claramente en José, quien no solo tenía
un don profético sino que también la habilidad del Espíritu para gestionar y
administrar los años venideros de naciones enteras, pero sin despegarse de lo
profético.
A
menudo vemos que Dios le habla a los profetas en la biblia, y la instrucción es
preparar algo, lo cual les llevará tiempo en la ejecución. A veces tenían que
hacer trabajos manuales, o verdaderas performance, pero muchas no eran para
nada espontáneas, sino que requerían de tiempo en su ejecución. Y en otras
ocasiones el profeta soltaba algo de parte de Dios en el mismo momento, sin
haberlo preparado. Ambas son funciones del Espíritu, y el equilibrio está en la
obediencia a la voz del Padre en cada momento y lugar para ejecutar
correctamente lo que se debe hacer.
La
misma labor de Juan el Bautista fue la de preparar el camino para Cristo. Por
medio de este volvió a haber movimiento de la voz de Dios en un lugar que
durante siglos no había tenido profetas. Este gestó un movimiento para que la
Luz (Cristo) entrara en las aguas (bautismo) y comenzará un nuevo génesis para
la humanidad.
Escribo
esto porque tengo la fuerte convicción de que el Espíritu esta moviendo las
aguas en muchas personas, encubando proyectos del cielo para los próximos años,
en diferentes ámbitos, no solo en lo eclesiástico, y debemos darle el valor
profético correspondiente a la acción de gestionar/gestar la voz del Padre. Esto
deberá mejorar nuestra colaboración a los proyectos del Cielo que estén frente
a nuestros ojos, aunque no veamos la ejecución, porque sabremos que aunque no
ejecutemos directamente, nos hacemos parte
de la Voz que lo inspiró en colaborar de alguna manera en lo que se esta
gestando. La Gestión del Espíritu esta lejos del temor, esta llena de amor y de
fe, lo que permite que se de a Luz aquello que el Padre incubó en ti.
¡Que
Resurrección se geste en el vientre de la amada Esposa de Cristo!
Les dejo este video sobre la Influencia de las artes, y su potencial transformador.
Que este 2017 la Imagen de aquel que venció a la muerte Transforme todo lo que somos.... Bendiciones!